Antamanuela Da Costa

Por: Antamanuela Da Costa

 

«Siento una emoción tan grande que se me nubla la mente, siento un nudo en la garganta y el corazón se me salta, sin darme cuenta tiemblo y sin querer estoy llorando” esto fue lo que sentí la primera vez que navegue en el Lago de Maracaibo, entrando por el caño de Puerto Concha, es pequeño, unos 10 metros de ancho, con vegetación variada y fauna por doquier (a pesar de estar tan cerca de la civilización) y de pronto llegas a un sitio donde ves al menos 180° de “mar”, sin orilla visible, la emoción embarga el cuerpo, ahí es el momento donde entiendes “La inmensidad del Lago”

El resto del recorrido rodeando el Parque Nacional Ciénagas de Juan Manuel, hasta la comunidad de Ologa (unas 3 horas) podemos disfrutar de la compañía de familias de delfines de agua dulce, pelícanos, y muchas otras especies. Si vamos en día de semana, podemos ver a los pescadores de Cachamas trabajando, tienen un sistema artesanal bien pintoresco.

Llegar a Ologa, es presenciar que menos es más, aproximadamente 40 familias hacen vida en este istmo que protege la Laguna del Lago, casas en palafitos humildes y coloridas donde los niños primero nadan, antes de caminar, son niños cálidos, sonrientes.

En el día paseas por los caños de la laguna de Ologa. Esta es alimentada por ríos, los cuales no tienen asentamientos humanos en su recorrido, por ende podemos disfrutar de “agua pura de manantial”. Eso se hace notar con la cantidad de fauna que podemos divisar en la zona, aves, peces, mariposas, monos, tucanes, y si tienes suerte puedes ver algún cunaguaro pasar nadando frente a ti.

El pueblo vecino de Congo – Mirador es una belleza, tiene una iglesia hermosa fabricada en madera con su torre, a la que puedes subir y tener una vista amplia del pueblo, (si vas en días de la fiesta de la virgen del Carmen, puedes disfrutar de un pueblo alegre y decorado en su honor) al lado de la iglesia está la “Plaza Bolívar”, con sus banquitos de parque para pasar un rato.

Los atardeceres de película,  dan paso a la anhelada noche para contemplar las tormentas eléctricas que aparecen en el horizonte, hay momentos en que no hayas a donde fijar la mirada ya que puedes disfrutar de 360° de actividad. Aparecen como ramas de árboles, como conexiones neurales, son pura poesía de luz. Estas tormentas eléctricas también se conocen como el Relámpago del Catatumbo. Es un fenómeno meteorológico que se divisa desde esta zona, circundante al Lago de Maracaibo. Es silente pero no deja de impactar al viajero.

El sur del Lago, y el Parque Nacional Ciénagas de Juan Manuel, es un paraíso escondido, el cual debe ser promovido con control, debido a su frágil ecosistema. Te invito a conocerlo y pasar al menos dos noches en este sitio, para vivir una de las mejores experiencias turísticas, visuales y sensoriales del país.

Foto: Cortesía de Alan Highton