Títulos como “Sé lo que hicieron el verano pasado”, “Scream”, “Halloween”, “Pesadilla en Elm Street”, “Martes 13” y tantas otras sagas y filmes del género terror tienen como protagonistas a un grupo de adolescentes. Obviamente no es coincidencia. Según páginas especializadas en la materia, es el rango de edades que más disfruta de este tipo de películas. Y la razón es científica. Según artículos como los de la periodista Patricia Fernández en el sitio web “Guía Infantil”, una de las causas de esta fascinación de los adolescentes por el terror responde a sus deseos orgánicos por romper las normas, traspasar lo prohibido y abordar temas tabúes. A esto se suma, el hecho de que la mayoría de ellos está luchando contra “una bestia interna”, muy propia de las hormonas, a la que tiene que domar para que no lo domine (más terrorífico imposible). Y es así como vemos a todos estos jóvenes, en las historias de terror, rompiendo normas que no deben romper, preguntando datos que no deben preguntar o acercándose al peligro por mera curiosidad y pagando las consecuencias enfrentando al “monstruo” de turno.
Les ocurre a los protagonistas de “Comunión con el Diablo”, del realizador español Víctor García, que llega a la cartelera venezolana gracias Mundo De Película. Sara (Carla Campra) acaba de llegar a un pueblo cerca de la ciudad de Tarragona y siente que no podrá adaptarse fácilmente. Su amiga Rebe (Aina Quiñones) la sonsaca a divertirse una noche en un antro en el que consumen sustancias estupefacientes. Al terminar la escapada nocturna y sin “cola” de regreso se topan en plena carretera con Pedro (Marc Soler) y Chivo (Carlos Oviedo). Después de una larga discusión y un choque Sara dice que cree haber visto, entre los matorrales, una niña vestida con el traje de la primera comunión. Y lo que parecía una ilusión óptica termina siendo una pesadilla que los perseguirá a los cuatro, a través de una muñeca que estaba tirada en medio de la vía y que Sara lleva hasta su casa.
“Comunión con el diablo” está ambientada a finales de los años ochenta, por lo cual, la falta de tecnología, concretamente la ausencia de un teléfono celular inteligente, incrementa la adrenalina del público al ver a los personajes tener que correr largas distancias a una cabina de teléfono público de disco para poder advertir de un peligro a los demás, mientras el demonio de turno los acecha. El contexto histórico permitió a los productores crear una banda sonora que incluye hits como “Exta Sí, Exta No”, del Dj valenciano Chimo Bayo. Esta canción aparece en una secuencia de la célebre cinta “Jamón, Jamón” del maestro Bigas Luna, en una discoteca en la que se encuentran los entonces veinteañeros Javier Bardem y Penélope Cruz, por lo cual acá puede ser recibido como un “saludo” a esa época dorada del cine ibérico. Se suman al soundtrack el no menos célebre “Lobo-hombre en París”, de La Unión, y “Mi agüita amarilla”, de Los Toreros Muertos, parte de la contracultura punk de la España postfranquista.
El elenco protagónico de “Comunión con el diablo” es convincente en sus interpretaciones, además de muy carismático. Carla Campra, la protagonista, a sus 24 años, tiene más de 20 de carrera. Comenzó como modelo en programas infantiles y juveniles y posteriormente le fueron dando mayores oportunidades, como la serie “90-60-90. Diario secreto de una adolescente”, de Atena 3, hasta películas como la elogiada “Todos lo saben”, del iraní Asghar Farhadi. Aina Quiñones, quien en esta película tiene un look que recuerda a Amy Winehouse, es además de actriz, cantante y bailarina, estrella del teatro musical español que ahora está enfocada en participar en cintas de ficción. Por su parte, Marc Soler, en el papel de Pedro, es aparte de actor, cantante, bailarín y acróbata con una interesante carrera en series dramáticas y de suspenso. Carlos Oviedo tiene también una atractiva filmografía en la que destacan títulos como “Las leyes de la frontera”, de Daniel Monzón, director de la exitosa cinta “Celda 211”.