Para muchos envejecer puede ser una tragedia, desde el punto de vista psicológico y social. Esto a juzgar por las interacciones que pueden leerse con frecuencia en las redes sociales, los comentarios que a veces se escuchan en lo cotidiano y asuntos estéticos relacionados con la edad que, históricamente, se transforman en los temas de discusión en diversos espacios de los medios de comunicación. Si a este temor a cumplir años se le suma el detalle de pertenecer a un star system como el de Hollywood la tragedia puede ser peor. Y si para completar la suma se agrega el hecho de ser mujer, la cosa se transforma en una película de terror. Y eso es “La sustancia”, un filme del género terror combinado con drama, un toque de sátira y mucho “gore” (subgénero centrado en lo visceral) que habla de lo que le pasa a una diva fitness de la televisión cuando cumple 50 años y es despedida por su jefe que ahora quiere “sangre joven” para sustituirla.

Se trata del segundo largometraje de la francesa Coralie Fargeat, quien escribe y dirige esta cinta descrita por muchos como el “gran regreso” de Demi Moore a la gran pantalla, tras sus participaciones en papeles secundarios en algunos filmes de 2022 y de haber regalado al cine personajes entrañables que conforman su trayectoria, como aquella tierna Molly Jensen de la película “Ghost”, la aguerrida “G.I Jane”, de Ridley Scott, o la intrigante Diana Murphy, de “Una propuesta indecente” (sin dejar por fuera aquella escultural villana Madison Lee de “Los Ángeles de Charlie: Full Throttle”). La actriz participó recientemente en la serie “Feud: Capote vs. The Swans”, disponible en la plataforma Disney Plus.

En “La sustancia”, Demi interpreta a Elizabeth Sparkle, una entrenadora de aerobics de la tv estadounidense que ve su carrera terminada tras cumplir 50 años de edad. La despide de su empleo el despiadado y caricaturesco Harvey (Dennis Quaid), ejecutivo que dirige la cadena para la que trabaja Elizabeth. El panorama cambia cuando esta afligida diva recibe un misterioso sobre con la promesa de una sustancia que creará una mejor versión de sí misma “más bella, más brillante y sobre todo más joven”. Esa nueva versión se llama Sue, y es interpretada por Margaret Qualley. Todo parece marchar bien en esta doble realidad generada por la ciencia, hasta que Elizabeth y Sue rompen las reglas del juego y las cosas se salen de control.

La desnudez total (física y emocional) de Demi Moore, a sus 61 años de edad, ha sido uno de los aspectos más comentados de la cinta. Es el espejo lo que le genera al personaje de Elizabeth Sparkle la obsesión con la eterna juventud, que en este caso no es más que la necesidad de ser aceptada eternamente por la sociedad, antes que por sí misma y a un nivel estrictamente físico. El personaje principal representa esa misma obsesión en mujeres mayores y menores que ella que – en estos tiempos de un sinfín de procedimientos para preservar lo que se cree “estético”- harán lo que sea, incluso exponer su propia vida, con tal de ser “bellas”. La inseguridad, el miedo, la rabia, la desesperación y la tristeza en el rostro de Moore son protagónicos, en un trabajo digno de ser tomado en cuenta por La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Completan el trío de buenas actuaciones Margaret Qualley, hija, además de la gran Andie MacDowell, quien viene de hacer roles arriesgados en “Tipos de Gentileza”, de Yorgos Lantghimos, y que acá representa a la clásica joven ambiciosa tras el Sueño Americano, un papel que le permite ser tan dramática como antagónica bajo una fachada de dulzura. Por su parte, Dennis Quaid, representa el avaricioso ejecutivo de televisión, obsesionado con el rating, que, en este caso, no gratuitamente lleva el nombre de Harvey.   

Terror, suspenso y un largo desenlace

Pedro Almodóvar dice que es válido que un cineasta “robe” de otras películas elementos que le funcionen para contar su propia historia cinematográfica. Y la realizadora Coralie Fargeat sigue esta indicación al pie de la letra. Así vemos en “La Sustancia” un pasillo del canal de televisión en el que trabaja Elizabeth Sparkle que recuerda al pasillo del solitario hotel de la novela “El resplandor” escrita por Stephen King y que Stanley Kubrick usaría para asustar al público en su adaptación homónima para la gran pantalla. También escuchamos en una escena clave de “La Sustancia” los acordes del tema “Scène d’amour” de la película “Vértigo”, de Alfred Hitchcock, del compositor estadounidense de origen ruso Bernard Herrmann, referencia del mejor cine de suspenso. En el tercer acto de la cinta hay claras alusiones a la sangrienta “Carrie”, también original de Stephen King y llevada al cine por Brian De Palma, en una larga secuencia.  

La dirección de fotografía de “La Sustancia” se vale de primerísimos primeros planos de sus tres actores principales, así como de interesantes planos en picado que abren y cierran la historia. A esto se le suman creíbles efectos especiales y maquillaje dignos de “Alien, el octavo pasajero”. El ritmo narrativo de Fargeat es dinámico de principio a fin, a pesar de ser una producción de dos horas 20 minutos a la que el espectador puede otorgarle varios finales antes de que termine realmente.

Nota de prensa