La industria alimentaria tiene un rol fundamental en el desarrollo de un país, al proporcionar a la población los alimentos necesarios para nutrirse y mantener una vida saludable. Es por ello que sus procesos de producción conllevan una gran responsabilidad: cumplir con los más altos estándares para garantizar la seguridad y calidad de los productos que ofrece al público.
En el caso de la leche, la calidad es especialmente crucial por ser un alimento básico en la dieta de niños y adultos; y su consumo regular puede tener un impacto significativo en la salud.
Los procesos de aseguramiento de calidad en la industria láctea, abarcan desde la recepción de la materia prima hasta la distribución final, incluyendo el envasado o empaquetado. Algunos de los pasos más importantes comienzan con el análisis de la leche cruda, la cual es sometida a rigurosas pruebas para verificar su calidad microbiológica, química y física.
Sobre este tema, la ingeniera en Agroalimentación Consuelo Amaya, gerente de Aseguramiento de Calidad del Grupo San Simón, explica que la empresa toma muy en cuenta la población objetivo a la cual van dirigidos sus productos, principalmente los niños. “Tenemos la importante responsabilidad de que los productos que reciben, realmente representen una fuente nutricional y que, bajo ninguna circunstancia, impliquen un potencial riesgo de enfermedades de transmisión alimentaria”.
Características sensoriales e inocuidad
Para garantizar que los productos no representen ningún riesgo para la salud, San Simón establece controles y validaciones en las diferentes etapas de sus procesos productivos, con la intención de verificar no solo que cumplan con las características sensoriales que el consumidor espera, sino también con los parámetros microbiológicos necesarios para avalar su inocuidad.
De acuerdo con la ingeniera Amaya, la calidad puede verse en dos grandes aspectos: el primero, relacionado con la percepción que el consumidor tiene del producto, asociada a variables visuales como: el empaque, el tamaño, color, textura, etc. “Algunas de estas variables se pueden medir y comparar normativamente con la reglamentación legal venezolana, como por ejemplo los valores de humedad, grasa y nivel de acidez, entre otras”, señala la especialista.
El segundo aspecto se refiere a las características de inocuidad, las cuales se miden a través de controles microbiológicos y físico químicos. “Con estos controles validamos que no existan microorganismos patógenos u otros que dañen al producto y, por ende, al consumidor.
Realizamos análisis para detección de coliformes, Salmonella, Staphylococcus. Son lineamientos generales que, nacional e internacionalmente, están definidos por el tipo de producto que fabricamos”, dice la gerente de Calidad de Grupo San Simón.
Explica que el patrón de elaboración de alimentos, independientemente del producto que San Simón fabrique, se realiza en el marco del cumplimiento de las buenas prácticas de fabricación, lo cual implica la validación de la infraestructura, las fuentes de agua potable utilizadas, la capacitación del personal, higiene, cumplimiento de requisitos para el acceso a las áreas críticas, entre otros aspectos.
Profesionales de alto nivel
Para garantizar la efectiva implementación de los procedimientos de control de calidad, las empresas lácteas deben contar con un equipo de profesionales altamente capacitados, el cual incluye Ingenieros en Alimentos, responsables de diseñar, implementar y supervisar los procesos de control de calidad en toda la cadena de producción; Microbiólogos, encargados de realizar análisis microbiológicos de la leche cruda, de los productos en proceso y los ya terminados para detectar y prevenir la contaminación; Químicos, quienes realizan análisis fisicoquímicos de la leche para evaluar parámetros como la composición nutricional, acidez y presencia de residuos; y Técnicos de Laboratorio, los cuales brindan apoyo en la realización de análisis y pruebas de control de calidad.
“En el caso de Grupo San Simón, más del 80% son ingenieros en alimentos, así como profesionales en carreras afines, quienes laboran en los laboratorios de fisicoquímica y de análisis microbiológico de la corporación”, asegura Amaya.
Una responsabilidad compartida
La calidad en la industria alimentaria es una responsabilidad compartida entre las empresas, las autoridades reguladoras y los consumidores. Las empresas deben implementar estrictos procedimientos de control de calidad para garantizar la seguridad e inocuidad de sus productos. Los consumidores, por su parte, deben elegir marcas confiables y leer cuidadosamente las etiquetas para verificar la información nutricional y las fechas de vencimiento. “Al trabajar juntos, podemos asegurar que la leche líquida y en polvo que consumimos sea un producto seguro, nutritivo y de alta calidad”, concluye la gerente de Calidad de Grupo San Simón.
Para más información, @somossansimon
Nota de prensa